No puedes leer a la luz de las
estrellas
y, sin embargo, la noche te
ofrece
tantas lecturas,
tantos rincones incógnitos,
tantos mundos por descubrir,
aunque lejanos, al alcance
de tu propio telescopio,
puedes intentar descubrir
lo más intrincado del Universo,
o hallar los tesoros que se
esconden,
no a lo lejos,
en tu propia imaginación,
sobre los mares revueltos
del solar que pisas,
rico en plantas,
cubierto de cantos,
intenso de olores
o tan desnudo como el propio
viento.