"Como una flecha".Cuadro del autor

domingo, 27 de noviembre de 2022

Homenaje a mi padre, fotos





 

HOMENAJE A MI PADRE

 

Fallecido el 19-11-2022

1

Dónde va mi padre 

con esa cara que se le llena 

cada vez más de estrellas, 

de libélulas dormidas 

en un sueño de juncos.


Mi padre respira 

un zumbido de viñas carcomidas, 

una niebla que cruza su mirada 

difuminando el horizonte. 


Transita el verano,

pero él está instalado en el otoño, 

que abre sus fauces inmisericordes 

arrasando las flores. 


Ha vivido entre azucenas frescas

que vuelan con el viento, 

la paz de los rastrojos, 

un águila perdicera 

que escapó de la escopeta, 

las urracas que llenan los caminos, 

nevadas intensas que te dejan descalzo, 

aguaceros interminables

para saciar la transida tierra, 

y ahora su voz cada vez más apagada, 

como su mirada traspasada 

por un halo de infinito. 


Mi padre, más fuerte que un roble,

y ya solo queda la sombra, 

un hilo de plata que se vislumbra 

en un rayo de luz casi huido. 


Fue un toro, inmenso bravío 

en su pecho indómito, 

en sus brazos como tenazas imponentes 

de gigantescos cangrejos ancestrales, 

la firmeza de sus muslos 

cual columnas dóricas, 

su aliento incansable 

en tareas hercúleas, 

tanto en el rigor del invierno 

como en la calima del estío;

nada se le resistía:

cavar el solo una tumba 

para alguno de sus paisanos, 

despachar una botella de coñac 

en cualquier catarro,

segar un campo, cargar la galera,

arar sin descanso,

fumar tabaco verde por el sembrado…


Ese era y es mi padre.

Su voz potente, como un mazo, 

dirigiendo las corrientes

o la trayectoria de asteroides y cometas, 

apaciguando avenidas de ríos impetuosos 

o de inesperadas tormentas, 

siempre presto a echar una mano, 

a socorrer al necesitado, 

prestar lo que haga falta sin pedir nada, 

no cobrar aunque le sangren las manos, 

darlo todo de balde, 

generosidad en las entrañas, 

hacer lo que le dé la gana, 

no pedir explicaciones, 

el primero en el combate, 

aguantar hasta que el cuerpo resista, 

no protestar, soportar los golpes, 

y aceptar el destino, 

lo que manden los dioses.


Mi padre, el roble, 

ahora a sus ochenta y siete años, 

aunque apenas se sostiene, 

alfombrado de medicamentos, 

todavía con su genio, sus exigencias,

sus debilidades sobrevenidas, 

y siempre su fortaleza inquebrantable,

su determinación intacta... 


Para mi sigue siendo un héroe. 


2

Antes de la salida del sol 

unciendo las mulas,

solo tiene doce años.


A las cinco de la madrugada,

las voces de mi padre

por las calles del pueblo. 


Dirigirse al campo,

un perro o dos

tras mi padre.


En los cacharros renegridos

del Cortijo del Toscar,

comiendo mi padre.


Molido el tabaco verde,

añadir coñac

y cañamones.


Volver de cazar,

sacando con un palote

las tripas de la perdiz.


Nos deja segar,

pero afilar la guadaña,

sólo mi padre.


El gran cazador,

nunca nos dejó

disparar con la escopeta.


Con el primer toque a difuntos,

ya está con la azada

en el cementerio.


Sin haber despuntado el día,

saludando mi padre

a su primo “el Bárbaro”.


Con la gorra en la mano,

entrar a la iglesia

para dar el pésame.


En el patio de la casa vieja,

el canto del perdigón

por la mañana.


Antes de la llegada

del comprador a la era,

arreglar el montón de paja.


Cribando el cereal,

cada vez más grande

el montón de granzas.


Antes de hacerse de día,

el silbido de mi padre

en la escalera.


Diluvie o granice,

bajo la luz de las farolas

a por pan recién horneado.


Junto a la criba,

quitar las chinas

de las lentejas.


En la calle

con la gorra puesta,

misa de domingo.


Con el remental al hombro

a otro corral,

época de matanza.


Con qué mimo

cuida los perros 

de mi tío Antonio.


3

MI PADRE


Él solo podía tumbar una vaca, incluso se paseaba entre los toros bravos de Samuel Flores echándoles comida o ayudando a los vaqueros; ahora, a veces, sentado en su silla de ruedas, lo levantamos y se pone detrás y la empuja para fortalecer los músculos.


He visto caer las gotas de sudor de mi padre al pie de los olivos, cómo sus manos encallecidas cogían la azada, la sujetaban mañana y tarde, y así muchos días; también encima del tractor cuando el sol cae a plomo y derrite hasta las piedras, y lo he visto decaer, ir a menos porque se lo comía la enfermedad, pero aún resiste, yo resisto junto a él.


4

Mañana de relente,

colocando los mantones

debajo de la oliva.


Una parada en el trabajo,

repartir higos recién cogidos

entre los aceituneros.


Con su hermano Juan,

despanzurrando sandías

para los gallinos.


En el hortal,

haciendo una cruz

a los mejores pepinos.


Fin de año:

mi padre quita del racimo

los granos podridos.



A MI PADRE,

ingresado en el hospital


Qué pasará por tu cabeza 

cuando estás al borde de la muerte,

cuando familiares y amigos se acercan 

en procesión hasta tu cabecera,

cuando los ves cuchichear 

y parece que te quieren hurtar 

un conocimiento sólo a ellos reservado.


Tú aún no estás muerto, 

quizás viejo y con achaques, 

tal vez con un montón de enfermedades, 

de pastillas que intentan remediar 

lo inevitable.


Malvives, es cierto, 

pero aún respiras, aún una sonrisa 

cuando te visitan tus nietos, 

una respuesta si te preguntan, 

incluso exiges algún alimento 

aunque no lo pida tu cuerpo.


El sueño te vence, 

el cansancio de vivir tumbado 

no está hecho para ti,

tú, el que pasaba la mayor parte del día 

en el campo, 

el que apenas dormía,

tú, el primero para arrimar el hombro, 

incansable en cualquier trabajo,

tú, el más desprendido, 

lo que necesitarán de ti, suyo era,

y, ahora, tan desvalido, 

no sé te puede dejar solo, 

necesitas a alguien que te arrope, 

un guardián para que puedas 

ver la luz mañana.


6

Junto a la ventana 

donde da al sol,

trabajando el esparto.


Apenas un hilillo de voz,

recordándome

las tareas del olivar.


A cada pregunta,

siempre responde "bien"

mi padre enfermo.


Ocho de la noche,

esperando la ambulancia

la luna llena.


A punto de inclinar el pico,

la luz del amanecer.


Acercándole la cuchara,

aprieta los dientes

y casi llora, mi padre.


Con la mirada perdida

y la máscara de oxígeno,

garabateando en un papel.


Con medio cuerpo

en la otra vida,

moviendo los labios.


Desde la habitación

del hospital,

árboles en otoño.


ELborboteo

del respirador...

La luz del atardecer.


Casi noventa y un años,

sin perder la consciencia,

se fue mi padre.


Poemas, fotos, senryus, haikus y afines

 5-7-2016 a 19-11-2022


miércoles, 25 de mayo de 2022